El 'chivato' que contó el desastre en Boeing

Se tuvieron que caer dos aviones 737 Max, causando la muerte de todos los pasajeros, para que alguien escuchara al exgerente de Boeing, Ed Pierson, a quien han localizado los periodistas del ICIJ, que han publicado una entrevista con él, tras estos años de idas y venidas (Boeing: multa millonaria por engañar sobre el 737 MAX).

Pierson había denunciado los problemas dentro de Boeing, sin resultados. Y después de los accidentes, testificó ante el Congreso americano (El gran fraude del Boeing 737Max).

Cuenta que cuando entró en Boeing, en 2008, quedó fascinado por la dimensión de la compañía. Dice que trabajó con personas realmente solventes. “En general, diría que la gran mayoría de los empleados son altamente capacitados y motivados”. Pero pronto todo cambiaría. Pierson era especialista en gestión de programas. Ahí descubre que la información que se elevaba era falsa. De manera que, con otros compañeros, recopila la información cuenta a sus jefes que el software en realidad no estaba avanzado como decían los informes. Dejó esa área y pasó a producción, donde todo fue bien hasta finales de 2017.

Producían el 737 Max y notaba que los proveedores no podían cumplir los plazos. Había muchas piezas que no llegaban a tiempo para la producción entonces de 47 aviones al mes. “Cada pieza es crítica, pero una persona en el primer turno, digamos, no tendría la parte para hacer su trabajo. Y la persona en el segundo turno cuyo trabajo se basaba en el anterior, no podían hacer su trabajo ahora. Y así todo este trabajo comienza a acumularse. Y, sin embargo, los aviones siguen siendo empujados de una posición a otra y los controles de calidad comienzan a estar estresados.” Ahí empiezan los problemas serios. “Fue entonces cuando traté de que el gerente general cerrara la fábrica. Le dije que pensaba que no era seguro”.

Nadie le escucha y después viene el primero de los dos accidentes. Cuando sale el informe del accidente, se sorprendió de que no hubiera mención alguna a la fábrica. “Eso me puso muy incómodo”. Entonces quiso hablar con los investigadores y le escribió al director general. Le contestaron que lo mirarían, pero no hicieron nada (Absuelto el piloto de Boeing de la catástrofe del 737 Max).

Así que, tras el segundo accidente, acudió a las autoridades americanas. Tampoco le hicieron caso. Y entonces alguien le sugirió que hablara con un abogado denunciante (de las familias víctimas de los accidentes). Entonces también le entrevisto la NTSB. “Y entonces el Congreso se enteró de todo esto”. Apenas una hora después empezaron las amenazas.

Se convirtió en una figura pública en Estados Unidos y tuvo que renunciar a una vida pacífica por este nuevo papel. “Lo que me motiva es que hablo con estas familias que perdieron a sus seres queridos, y me he vuelto cercano a muchos de ellos. Todavía están luchando por hacer mejoras en la seguridad de la aviación, todavía están tratando de llegar a la verdad. Tengo que ayudarlos”.

Hoy es un personaje popular en Estados Unidos. Sus denuncias han sido ahora plenamente atendidas, aunque ha costado.