Hable con cualquier empresario turístico de una zona de playa de España y escuchará que para él, a día de hoy, los viajeros se dividen en rusos y todos los demás. Da igual que sea hotelero, restaurador o comerciante, los rusos son excepcionales, envidiados, anhelados. ¿La razón? Busque el dinero: los rusos son los que más gastan, los que menos piden, los más agradecidos para el empresariado. Un directivo de una cadena comercial me explicaba hace poco que “no hay comparación con los rusos. Lo compran todo y no miran mucho el precio”. Ni alemanes, ni italianos. Son el sueño de todos.
Sin embargo, 2015 será un año negro para este turismo en España, con una caída que al final será de más de una tercera parte (35 por ciento menos hasta noviembre). O sea, muy malas noticias.
Pero algo 'gordo' se cuece en la trastienda: al mismo tiempo que el balance del 2015 es el de un año perdido, el 2016 tiene aspecto muy diferente. Mientras ustedes y nosotros escuchábamos cómo nuestros políticos intentan conformar gobiernos, por cierto sin éxito, el turismo ruso daba un giro radical, a consecuencia del derribo de un avión en Siria. O en Turquía, que esto sigue sin aclararse.
Uno de cada diez turistas que visita(ba) Turquía es ruso. O era, porque tras el incidente del avión derribado, Rusia ha prohibido a las agencias de viajes vender paquetes con este destino, al mismo tiempo que impide que sus aviones comerciales lleguen a los aeropuertos del antiguo imperio otomano. O sea, una crisis extremadamente virulenta, de graves consecuencias económicas, especialmente para Turquía. Porque, tras los alemanes, que son el 15 por ciento de los viajeros turísticos del país, Rusia era el segundo origen, bastante por encima de Gran Bretaña, tercera procedencia de los turistas. ¿De qué hablamos? De algo más de cuatro millones de viajeros anuales (4,38 millones en 2014, que es el último año totalmente normal).
Los turcos, que ven las tremendas consecuencias económicas que esto puede tener en la economía turística, han puesto en marcha un paquete de medidas económicas que básicamente consisten en financiar campañas promocionales en los países de la órbita rusa que no están afectados por las medidas de Moscú. Fundamentalmente hablamos de Ucrania para quien todo enemigo de Rusia se convierte automáticamente en su amigo. Pero esto no basta, ni de lejos, para cubrir el hueco.
En España no interesa tanto qué hará Turquía con sus plazas vacías –no hay que descartar un impacto en el turismo alemán hacia España– sino qué pasará con esos rusos que no podrán viajar a las costas de Asia Menor.
El primer dato positivo es que en todos los estudios hechos en Rusia, España aparece como el destino preferido de sus vacaciones, seguido de Alemania y Chequia.
El segundo dato es que, si bien el rublo se mantiene débil en relación con las otras monedas, fundamentalmente por la caída del precio del petróleo, el impacto de la devaluación se va atenuando a medida que pasa el tiempo y que se recupera paulatinamente la normalidad.
El tercer dato es el más triste: apenas quedan alternativas para el turismo vacacional ruso. Con Turquía cerrada, sólo Grecia, con una capacidad limitada, y los países del Norte de Africa podrían ser la alternativa. Pero, como todo el mundo sabe, las ventas de vacaciones en Egipto, como consecuencia del atentado contra el avión de Metrojet (224 muertos al estallar una bomba mientras sobrevolaba la península del Sinaí), han caído en picado. Así, pues, pese a la distancia, España es la única alternativa disponible para los rusos.
Por lo tanto, en los próximos meses se irá definiendo una temporada de 2016 que puede ser la del reencuentro con el mercado ruso.
Estimad@s internautas. Os pregunto si me podeís aconsejar la forma más barata de viajar de Rusia a España, así cómo los requisitos que hay que cumplir y viceversa sí es de España a Rusia.
De Rusia a cualquier país cercano de Europa, después de ahí ya vendría a Andalucia, Canarias, Etc. Tengo una amiga que desea venir a conocerme. Gracias.
Feliz y próspero año.