El 17 de noviembre de 2019 fue detectado en Wuhan el primer brote de Covid-19. Lo que por entonces parecía un problema menor, a lo que contribuyó el hermetismo del Gobierno de China, acabó por convertirse en cuestión de meses en una de las mayores crisis sanitarias de la historia de la humanidad (Madrid, a la caza del turista chino tras el fin de las restricciones).
Todo lo sucedido provocó que buena parte de la población mundial mirase con recelo a los ciudadanos del gigante asiático. Se les culpabilizó de la pandemia y, por otro lado, se temió que pudiesen seguir siendo transmisores de la enfermedad.
Pero los años han pasado y ese rechazo al turista chino parece estar más que olvidado. Es más, en la actualidad, uno de los objetivos prioritarios de España, así como de otras potencias turísticas, es ganar posiciones en la carrera por captar viajeros de dicho país, que aunque sigue a medio gas, emitió 87 millones de pasajeros en 2023 (en 2019 llegó a 155 millones).
En el caso concreto de España, en 2023 tan solo recibió el 55% de los turistas chinos de 2019, mientras que su gasto se quedó a 36 puntos porcentuales de niveles prepandemia. Es decir, aún queda un largo camino por recorrer para reconquistar China.
No obstante, el Ejecutivo español confía en que “continuará recuperando el terreno perdido en 2024”, con una notable aceleración respecto al ejercicio anterior. “Hay una alta intención de viaje hacia España en comparación con sus competidores, y un conocimiento cada vez más profundo de la oferta y destinos turísticos españoles”, remarcan desde Turespaña.
Mencionan, también, que “la recuperación de la conectividad directa con España, superando en un +8% los niveles prepandemia, facilita el acceso de los turistas”. “España cuenta con una amplia y diversa oferta turística cultural, urbana y gastronómica. Todas estas circunstancias, adecuadamente aprovechadas, pueden contribuir significativamente al crecimiento del turismo chino hacia España”, concluyen.
Es un cliente “especial” y en España todavía no tienen claro cuáles son sus necesidades. Acaban de regresar a Shanghái unos amigos después de 12 días por la península y por lo que me cuentan, no repetirán.
He viajado a Shanghai en varías ocasiones. Puedo decir lo mismo de ellos. No miran por el turista y además el trato hacia el turista es deleznable, por no hablar de lo que supone tener un negocio en propiedad por parte de un extranjero. Una conocida abrió un restaurante y todo fueron problemas y trabas, después de un par de años allí establecida y cansada del acoso por parte de la administración china se planteaba dejarlo. Aquí se nuestro país les ponemos una alfombra roja, los negocios chinos proliferan cuál peste y supongo que al igual que con el inmigrante ilegal, todo son ayudas y buenas formas. Es otra cultura y cuando se viaja hay que amoldarse al país al que viajas, España no tiene parangón con el resto del mundo en cuanto a cultura, zonas, gastronomía etc etc. se lo confirmo después de haber estado en medio mundo.
España no está preparada. Los turistas chinos vienen “del futuro”, no son como los alemanes, ingleses o suecos que les basta el sol y la cerveza bien fría..Se quejan que no se pueden usar sus plataformas de pago WeChat/ Alipay/ Unionpay, no se sienten seguros paseando por las calles por la situación de la inmigración en España, pocos museos, exhibiciones o monumentos tienen información en su idioma, los hoteles no están adaptados a sus necesidades y la comida española está bien por probarla pero tampoco les gusta todos los días.. además los viajes que tienen organizados normalmente duran 11 días se los pegan en el autobús para intentar visitar lo máximo posible y estos para un ratito están bien no para hacerse 1000km… en fin, que nos queda mucho.
A estos no les dicen que no vengan, que se quede en su país como a los de más ..