España camina hacia un nuevo récord turístico bajo la amenaza de la turismofobia, que se sitúa como la principal preocupación de los empresarios y profesionales del sector. Fuentes expertas consultadas por Preferente explican que existe un gran temor a que las recientes protestas convocadas en Canarias, apoyadas por algunos de los socios de Gobierno de Pedro Sánchez, puedan extenderse a otros lugares del territorio nacional (Canarias: protestas multitudinarias contra el turismo de masas).
Además del más que posible “efecto contagio” de esta corriente, se espera que, a corto plazo, las administraciones públicas puedan intentar calmar los ánimos mediante la imposición de límites al turismo o bien a través de la implantación de nuevos impuestos a la que, pese a quien le pese, es la primera industria del país.
Paralelamente, también ha generado cierta alarma el hecho de que los medios de comunicación de muchos países de Europa, entre ellos los grandes mercados emisores, se estén haciendo eco de las protestas, dando a entender en ocasiones que el turista no es bien recibido por los los ciudadanos españoles.
El portavoz de Turismo del PP en el Senado, Agustín Almodóbar, ha exigido al ministro de Turismo, Jordi Hereu, que aborde “la gran preocupación existente ante las protestas de este fin de semana en Canarias”, así como “esa creciente actitud contra el turismo, impulsada por sus socios, y que vienen en buena parte provocadas por las nefastas políticas y falta de apoyo del Gobierno”. “El PSOE ha elegido someter a España a la extorsión y exigencias de sus socios turismofóbicos”, lamenta.
El creciente rechazo al turismo por una parte de la población española llega precisamente cuando la dependencia económica de esta actividad alcanza cotas máximas. En el conjunto del país representa el 13% del empleo y el 12,8% del PIB, porcentajes que en el caso de Canarias se elevan al 40% y al 35%, respectivamente (El turismo tira de la economía española con otro récord).
Y teniendo en cuenta las previsiones para el presente ejercicio, todo apunta a que el peso del turismo en la economía española irá in crescendo. Según Braintrust, el país podría alcanzar este año los 91 millones de turistas internacionales, con un gasto total de 125.000 millones de euros. En 2023 ya se superaron todos los registros con 85 millones de viajeros foráneos y un desembolso cercano a los 109.000 millones.
¿Cuál es el germen de la escalada de tensión que amenaza al turismo español? Los expertos coinciden en señalar al aumento vertiginoso de las viviendas vacacionales, que se han expandido sin control alguno durante la última década (Alerta en España por el trasvase masivo de viviendas al alquiler turístico).
El trasvase de inmuebles del alquiler convencional al turístico, que continúa en el arranque de 2024, ha tenido deteriorado sobremanera la imagen del turismo por la expulsión de los residentes de los centros de las ciudades, el encarecimiento de la vivienda y la transformación de determinadas zonas turísticas en parques temáticos.
La ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, reconocía recientemente la gravedad del desmadre de los pisos turísticos en España. “No podemos mirar para otro lado porque esta actividad económica está afectando a un derecho constitucional. Tendremos que intervenir y limitar los pisos turísticos”, avisó (El Gobierno reconoce la gravedad del desmadre de los pisos turísticos en España).
Sin embargo, salvo en casos muy concretos, las administraciones públicas no están reaccionando con la celeridad que exige la crisis habitacional y de convivencia provocada por el auge del modelo de Airbnb.
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