Eventos ciclistas: los políticos ahora anuncian regulaciones

El viernes pasado escribí para esta columna el artículo publicado el sábado y domingo, en el que anunciaba que Mallorca viviría un colapso en su red vial, debido a que las autoridades de las islas habían permitido que las carreteras de una tercera parte del territorio se cortaran durante unas cinco horas para la celebración de un evento deportivo. No es que un servidor sea brillante, ni que tenga una bola de cristal que me permita ver que aquello no podía acabar bien, sino que era obvio que una medida de este tipo tenía que desembocar en el caos. ¿Cómo puede acabar bien cortar unas 50 carreteras durante cinco horas para que un montón de ciclistas aficionados se paseen por ellas? Y podía haber sido peor, si hubiera habido alguna emergencia sanitaria.

El fin de semana, los medios de comunicación de Mallorca se hicieron eco del desastre causado. Supuestamente esto era en beneficio del turista, pero muchos de ellos perdieron su conexión aérea o marítima porque nunca se imaginaron que las carreteras iban a estar cortadas durante tantas horas, sin una información exhaustiva y detallada que, como les contaba, no dio la autoridad competente sino el propio organizador. Hubo gente que perdió sus conexiones, hubo gente obligada a caminar largas distancias porque no llegaban a su trabajo, hubo gente que estuvo atrapada en un atasco durante horas, porque la escasa información sobre el corte se puso en las carreteras afectadas que no necesariamente son las que utiliza la gente durante los días normales. Los hoteles, supuestos beneficiarios de estas decisiones, no sabían cómo explicar a los clientes tamaña improvisación tercermundista.

El lunes, como ocurre siempre, los políticos culpables de este desastre volvieron a sus despachos, leyeron la prensa y descubrieron que aquello había sido un caos. Y como no se pueden quedar calladitos, explicaron que ahora van a elaborar un reglamento para “poner orden y cordura” en las pruebas deportivas que se celebran cada fin de semana en Mallorca. Indicaron que, ahora sí, para la redacción de ese reglamento tendrían en cuenta a todos, y para ello participarán las diversas instancias políticas (delegación del Gobierno, Consell, ayuntamientos, Govern autonómico, que ya basta para llenar un polideportivo) y, además, los ciudadanos, como si todos los anteriores no fueran ya nuestros representantes.

En este caso ocurre lo mismo que con las regulaciones del ayuntamiento de Ciudadela para las fiestas de Sant Joan. Ahora ha puesto en marcha una nueva ordenanza, pero el presidente de los baristas de la ciudad dijo una verdad demoledora: “no era necesaria una nueva ordenanza. Nosotros no pedimos una nueva ordenanza. A nosotros y a todos nos bastaría con que aplicaran la que existe. El problema no es de ordenanza, sino de aplicación”. Una autoridad incapaz de aplicar la ley que se esconde en volver a cambiar la ley.

En efecto, en el caso de las pruebas deportivas de Mallorca, ocurre lo mismo: no es necesario ningún reglamento, ni ninguna reunión, sino simplemente poner el sentido común a trabajar. Estas pruebas se vienen haciendo hace años y no generan grandes protestas porque lo que se solía hacer, con buen criterio, era permitir la convivencia de los deportistas con el transporte particular, intermitentemente. Hasta que llegan otros políticos, mucho más astutos, y deciden innovar, fruto de su inexperiencia y bisoñez.

Esto es exactamente lo que ocurre con casi todas las funciones que tiene el sector público: no dispone de procedimientos contrastados, sino que cada uno que llega improvisa algo, según su saber y entender. Como al frente de las diversas áreas técnicas han puesto a amiguetes y enchufados, no tienen a nadie que les diga que están haciendo un disparate, por lo que los lunes cuando vuelven a sus despachos se encuentran con que han hecho un desastre. Y entonces anuncian que harán nuevos reglamentos y nuevas leyes absolutamente innecesarias, si tuvieran el menor sentido común, si se hubieran informado. (Atención, porque esto es lo que ocurre con los apartamentos turísticos, cuya explosión de oferta va a traer consecuencias nefastas en muchos lugares de España.)

Este fin de semana todo el Norte de Mallorca volverá a tener pruebas deportivas del mismo tipo, que si no tienen la interferencia de políticos creativos e incompetentes, podrán convivir con el día a día de los mallorquines, de lo contrario causarán nuevos episodios de caos y de atascos.