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EDICIÓN ESPAÑA

LA CRÓNICA DEL FIN DE SEMANA

La amenaza de huelga en el sector de hostelería, ¿ceremonia o conflicto?

La tensión entre empresa y empleados presenta características nunca vistas en el pasado, como la caída de salarios en el mercado y la facilidad para los despidos
Las perspectivas de ocupación para este verano son tan espectaculares que alimentan más aún la tensión

Por definición, un conflicto laboral se lleva al borde de la ruptura hasta exactamente el momento previo al acuerdo. Todo lo que las partes dicen durante la negociación a la que aplican la máxima presión debe ser tomado con prudencia porque normalmente es eso, tensión artificial creada para agitar a la otra parte. Por este motivo, desde tiempos inmemoriales, todas las negociaciones de convenios colectivos son tensas, incluso aunque las dos partes estén dispuestas a ceder mucho. Eso es lo que parece que está ocurriendo en estos días con el convenio de hostelería de Baleares, probablemente el más importante de todos los que afectan el turismo, dado que hay más de cien mil trabajadores afectados.

 

huelga-hoteles-baleares-canariasLa situación a día de hoy es, como toca, tensa: los sindicatos anuncian que harán huelgas en plena temporada, mientras que los empresarios intentan explicar que no pueden asumir incrementos salariales desproporcionados, por más que definitivamente en su ámbito no se pueda ya hablar de crisis, ya que este será el tercer año con buenos resultados. Incluso este año podríamos volver a ver la casi olvidada figura del overbooking, resultado del éxito de este ejercicio (recordemos que el número de vuelos que tienen slot reservado este verano ha subido un 23 por ciento respecto del año pasado que ya había sido un éxito).

 

El conflicto y el enfrentamiento de esta negociación se ven acentuados por un factor adicional: el salario español medio, especialmente en los niveles más frecuentes en la hostelería, se ha reducido, en algunos casos hasta un 20 por ciento en términos de capacidad adquisitiva. Ese empobrecimiento se ha producido en muchos casos con reducciones puras del salario, pero en muchos otros casos con la congelación, pérdida de complementos, reducción de pluses, etcétera, acumulados durante seis años. Este empobrecimiento ha tenido que ver con la caída de nuestra economía, que nos ha obligado a perder salario para poder ser más competitivos en la producción. Este es un asunto complejo, que no se explica fácil a unos trabajadores que sólo ven que su situación ha empeorado claramente en los últimos siete años, resultado de menos salarios e iguales o más gastos familiares.

 

Los empresarios del sector están ganando dinero, pero también saben que hoy el precio de la mano de obra ha bajado y que reemplazar unos trabajadores por otros es bastante más sencillo que antes. Esta cruda realidad es conocida por todos, de forma que la negociación se produce en medio de un ambiente desconocido hasta ahora, pero que se está convirtiendo en nuestro nuevo entorno laboral, pese a que no guste. Así, pues, la tensión se ha disparado incluso un poco más que en otras ocasiones. Y, con ella, las posibilidades de que el turismo en Baleares, el motor central de nuestro sector vacacional, viva una huelga, son quizás superiores a otros años.

 

Es cierto que hay que entender toda la ceremonia negociadora como eso, una ceremonia, en la que las declaraciones están pensadas para asustar a la otra parte y no tanto para explicar lo que realmente se piensa.

 

Sin embargo, siendo todo esto cierto, y tratándose probablemente de una tensión que se esfumará tras el apretón de manos posterior al acuerdo, hoy es conveniente advertir de que sería un lujo imperdonable que este país se permitiera una huelga en el sector clave, en los meses más importantes, cuando más daño podría hacer a la imagen turística del país e, incluso, a los propios ingresos reales de divisas. El sector turístico vacacional (que no el urbano) ha tenido la fortuna de depender de las economías europeas, menos aquejadas que la nuestra por la crisis, y eso les ha permitido a todos capear el temporal con menos daños. No sería aceptable para nadie que, pese a este pequeño privilegio, se fuera suficientemente irresponsable de mantener el listón de las peticiones o de las negativas tan alto como para desembocar en una huelga.

 

La historia de este convenio, sin embargo, permite el optimismo: siempre ha habido tensión, siempre se ha anunciado lo peor, pero jamás ha habido una huelga que se salga de lo que, más o menos, parece tolerable por un viajero que viene a disfrutar y no a ser rehén de los enfrentamientos internos.


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    1 Comment
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    Nacho
    10 años

    España es el unico pais que conozco donde existen trabajadores malos en empresas buenas y trabajadores buenos en empresas malas.
    Para que esto se regule solo hace falta que el empresario tenga facil despedir a un trabajador y que este no tenga miedo a cambiar de trabajo

    Tenemos que conseguir que quien trabaje bien, con ganas e ilusion sean los que cobren mas y el resto que cobren menos.

    Lo peor de un trabajador es creer que tienes derechos adquiridos por tu antiguedad y lo peor de un empresario es restarle la importancia que tiene cuidar de tus trabajadores.

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