Es habitual que Ryanair, extremadamente agresiva en sus acciones comerciales, aproveche el cierre de una ruta de un competidor para lanzarse a ofrecer descuentos, enfatizando que ellos sí mantienen el servicio. La última vez que lo ha hecho ha sido contra Wizz Air, que ha reordenado su red de vuelos en algunos países y que ha llevado a Ryanair a decir que todos los pasajeros tendrían una tarifa de rescate si volaban con ellos (Ryanair confía en asestar un golpe a Vueling, Easyjet y Wizz Air).
Ahora, sin embargo, se han girado las tornas. Ryanair ha anunciado que cancela a partir de finales de este mes su ruta de Budapest a Amman, en Jordania. En realidad, como hace siempre, no lo ha anunciado más que a sus clientes, pero se ha filtrado y ha salido del círculo más restringido (Ryanair se lanza a por un mercado dominado por Wizz Air).
Entonces, Wizz Air, que también vuela en esa misma ruta, se ha lanzado al cuello: ofrece una tarifa de rescate para todos los pasajeros de Ryanair que se hayan visto defraudados por la debilidad de la irlandesa, que no ha podido mantener este servicio. Ojo por ojo, diente por diente.
Realmente, el problema de esta ruta no es menor: Budapest es la capital de un país relativamente pequeño, con un mercado emisor cuantitativamente poco importante y Amman, aunque es un destino muy atractivo, tiene la desventaja de que la guerra de Gaza ha espantado a los clientes.
Así que, desde el final de marzo, con el cambio de temporada, Ryanair suspende los vuelos mientras que Wizz Air los mantiene, aprovechándose de que se queda sola en la ruta.
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