En la mañana del martes de esta semana, durante algunas horas, el aparcamiento de autocares del aeropuerto de Palma de Mallorca, probablemente el más grande que haya en una terminal aérea en España, se llenó completamente, creando sucesivos problemas con los viajeros que llegaban y que salían. Estamos a mediados de junio y el colapso de las instalaciones de servicios para el turista es absolutamente diario. ¿Hay que construir un nuevo aparcamiento en el aeropuerto? Las compañías aéreas han aumentado sus vuelos con casi todos los destinos, pese a lo cual los aviones operan totalmente llenos. Los over-bookings, tradicionalmente limitados a los meses de más demanda, son cosa diaria desde principios de mayo.
Yo no recuerdo jamás que los comerciantes de Mallorca hayan reconocido que las cosas les iban bien. De hecho, cada año dan una rueda de prensa diciendo cuánto ha bajado la facturación en relación con el año anterior. Si acumuláramos esas pérdidas, hoy ya no quedarían ni comercios, ni clientes, ni empleados. Pues bien, esta gente que jamás está satisfecha con su negocio, ha dicho este año que las cosas no van mal. No pidan más, pero tampoco menos. Limítense a valorar lo extraordinario, lo excepcional, lo inusual de un reconocimiento de este tipo. ¿Por qué ocurre esto? Pues porque jamás se había visto tanta gente comprando, tanta gente cogiendo taxis, tanta gente yendo a los restaurantes, haciendo excursiones, visitando diversos lugares de interés turístico.
El 'boom' de nuestro turismo hoy es absolutamente desmedido, espectacular.
Sin embargo, observen que esto está sucediendo cuando nuestras autoridades nos venían diciendo desde hace mucho que habíamos llegado al punto de saturación, que ya no se podía crecer más, que esto estallaba. Porque más gente es más consumo de energía, más producción de residuos, más consumo de agua, más uso de las calles y carreteras, más uso del aeropuerto, más necesidades ambientales. ¿Se acuerdan aquello de “Mallorca, qui l'estima no la destrueix”? Pues eso, cada turista era un atentado contra la línea de flotación de nuestra supervivencia. Media Mallorca se moría cada vez que entraba un turista. Les iba la vida en ello.
¿Pero cómo es que tenemos este aluvión de visitantes? ¿Dónde duermen? ¿Cómo es que hemos hecho plazas adicionales?
No, aquí hace años que no se construyen hoteles nuevos. Aquí ha sucedido que la mitad de los mallorquines –y de los menorquines e ibicencos– se han hecho hoteleros, alquilando sus pisos, sus chalets, sus cuadras para el ganado. Todo se alquila, todo es alojamiento, todo es bed and breakfast. El propio gobierno considera que hay cien mil plazas de alojamiento adicionales a las legales, de toda la vida. Ni más ni menos que cien mil personas más añadidas a la presión sobre el medio ambiente, sin que nadie diga ni una palabra porque recordemos, gobierna la misma izquierda que armaba los follones y la derecha, en la oposición, está haciendo caja en sus apartamentos.
Así, pues, Baleares está protagonizando el colapso de sus instalaciones de todo tipo precisamente cuando su discurso era más contundente contra el crecimiento, precisamente cuando nos habían advertido de que esto no soportaba ni un viajero más. Los ecologistas, sorprendente o quizás no tan sorprendentemente, callan. Sus quejas van contra un chiringuito en una playa perdida o contra los cruceros que amarran en Palma, que distan de tener el efecto de los apartamentos turísticos.
¿Se preguntan ustedes por qué estos silencios? Porque los dueños de pisos votan. Y son muchos. Y nadie quiere perder un voto.
Esa es la realidad de Baleares. Ahora somos todos hoteleros y por lo tanto todos callamos.
Sólo me queda recordarles que aún queda julio y agosto, meses en los que además de la presencia de los europeos, tendremos quizás a algunos españoles que querrán pasar unos días entre nosotros.
Por no decir el efecto que ello está provocando en el mercado inmobiliario, con los alquileres subiendo y subiendo (véase el caso extremo de Ibiza donde no pueden ir trabajadores que no sean residentes porque es imposible con un buen sueldo pagar un alquiler digno).
Y de rebote está al alza el precio de las viviendas.
El problema de los alquileres turísticos, lejos de ser un problema que se resuelva, se está yendo de madre (ya no es que se alquilen habitaciones en casas, sino que ya se alquilan camas en habitaciones compartidas en casas particulares).
Sinceramente, algo está fallando.
Parecéis podemitas!!!. Esto se arregla con más cruceros.
Mal por el que menta y fomenta este uso indiscriminado
pero como definir al que lo paga... tonto del ala...??
Lo de Ibiza no tiene perdón de Dios, lo de Mallorca se
está convirtiendo en el todo vale y cuantos mas mejor.
Y en Menorca; lo de la quietut ya ni es arma comercial
pero hay que hacer la vista gorda; hay que ver la cara
de felicidad de los locales...la crisis mentira que va
No importa quemarse los pinares... desecar el humedal.
Felicidades, enhorabuena; por esta suerte mal gestioná
En el artículo se habla del lleno total del parking de autocares del aeropuerto. Luego se acusa a los apartamentos turísticos de la saturación actual. Obviamente estos turistas no viajan en autocares de servicio discrecional. No pretendamos demonizar este tipo de turismo echándole la culpa de todos los males. Un buen dinero se dejan en la ciudad, dinero tan bueno como el del turista de hotel.