El verano es frecuentemente el momento en el que nuestros políticos se descuidan y dejan ver la verdadera dimensión de su desconocimiento de la gestión pública. Es lo que ocurrió este jueves pasado con el partido nacionalista Més, de Baleares, cuyo portavoz, David Abril, dio una rueda de prensa en la que sugería que “tiene que haber un techo de plazas turísticas” para evitar la masificación de turistas que “crea un impacto negativo” en Baleares.
Como en Baleares, al igual que en muchas otras autonomías, el número de plazas hoteleras está prácticamente congelado desde hace más de quince años, Abril añadió que se estaba refiriendo al alquiler turístico. Dijo que “al igual que hay un techo histórico de plazas hoteleras» y que «si procedemos a regular el alquiler turístico, también, tendría que regularse las plazas turísticas”.
Sólo hay un detalle de primer nivel que convierte en ridícula esta intervención: el conseller de Turismo y vicepresidente del Govern es el líder del partido de David Abril, de forma que Abril está pidiendo que se haga algo cuyo único responsable es su propio partido. Es lo que tiene esa vocación de oposición, que se les olvida que quien está gobernando ahora son ellos mismos.
Abril añadió que para esto “hay mucho camino por recorrer”, apuntando algo enigmático: que “hay que ser valientes y plantear medidas de fuerza”. ¿Le está pidiendo a su jefe que sea valiente o espera que quien tenga valentía sean los partidos que no están gobernando? ¿A qué se refiere con medidas de fuerza? Probablemente sea la típica frase de mitín electoral, de la cual se olvida al instante.
En esa deriva alucinante, Abril explicó por qué no se están pudiendo hacer las cosas como querrían. “Hasta que no tengamos soberanía sobre nuestro aeropuerto será muy difícil ejercer un control real del modelo turístico que queremos para Baleares”, así como “decidir la cantidad de turistas que queremos que vengan o no vengan y en qué épocas del año queremos que estos vengan o no vengan”.
Es decir, que Abril se imagina un día poder disponer del aeropuerto para prohibir la llegada de según turistas o, quizás, hacer un interrogatorio a cada visitante para saber si lo queremos o no en España. Obviamente, es imposible cederle la gestión del aeropuerto a gente que hace declaraciones así pero, además, si lo tuvieran, seguramente después se quejarían de que en Europa existe una cosa que se llama “libertad de movimiento de personas”, que haría inviable cualquiera de los disparates que rondan la cabeza de los dirigentes nacionalistas de Baleares.
¿Dónde ha visto Abril que en un aeropuerto se limite la entrada de gente? ¿En qué país se prohibe a una línea aérea establecer una línea entre dos ciudades?
Todo esto en realidad lo que revela es lo siguiente: Primero, que también al Govern Balear le molesta la inundación de turismo y que, por ello, como harían en el pasado, “piden” que se limite el número, olvidando que hoy ellos tienen que actuar, no que pedir.
Segundo, su incapacidad para analizar qué ocurre con el turismo en Baleares. Tercero, su patético pánico a tomar decisiones en relación al alquiler turístico por miedo a perder votos entre los afectados. Cuarto, incapacidad para crear incentivos que regulen la calidad de la oferta no sólo hotelera. Quinto, completa pasividad ante el fenómeno de la estacionalidad, que ni entienden ni tienen la menor intención de abordar.
Yo diria que lo que sobran son unos cuantos politicos que no tienen ni idea de lo que hablan
El día que no tengamos turistas,lloraremos para que vuelvan.
Ah!, y me adhiero al comentario de Juan.
Lo de la avalancha de turistas que ocupan todo el territorio expulsando a los locales es inaceptable. Yo no sé cual es la solución pero mejor que la empecemos a buscar entre todos!
La mayor densidad de población se concentra en las zonas donde hay hoteles.
Si se les preguntara, probablemente los turistas querrían limitar el número de políticos. Me parecería más coherente.