Es un movimiento absolutamente insólito y transparente: Emmanuel Macron, el presidente francés, viajó de Washington a Lisboa para mostrar al gobierno portugués su empeño personal en que sea Air France la que se haga con TAP, la aerolínea estatal que el Gobierno quiere privatizar en breve. También Lufthansa e IAG están en la carrera, pero hasta el momento sus gobiernos no se han implicado (IAG, favorita para quedarse con TAP, según los expertos).
Junto con Macron, Benjamin Smith, el presidente de Air France-KLM, viajó a Lisboa, como parte de la delegación oficial que mantuvo reuniones tanto con Marcelo Rebelo de Sousa, el presidente, como con Luis Montenegro, el primer ministro.
Se sabe que para Portugal es fundamental el mantenimiento de la marca TAP (lo cual ha sido una práctica normal en las expansiones de British Airways con Iberia, por ejemplo; de Air France con KLM; o de Lufthansa con Austrian o Swiss) y a mediados de marzo las consultoras Ernst & Young y el banco Finantia entregarán al gobierno luso un informe con detalles financieros de la privatización.
Además de Macron, el máximo responsable de Lufthansa también visitó Lisboa para asumir incluso una compra de sólo el 20 por ciento de la compañía, si eso era necesario. Hay reticencias del Parlamento luso para vender el total de la compañía como sí quiere el gobierno y en particular su primer ministro.