Finalmente han aparecido datos serios que cuantifiquen la situación de la aviación rusa tras dos años de bloqueo occidental: 180 casos de incidentes aéreos suficientemente graves como para ser reportados, sólo en este año, indican que las cosas van muy mal debido a los problemas muy serios en materia de mantenimiento (Rusia: piden que aviones de más de 50 años sigan volando).
Los informes indican que desde septiembre de 2023 a diciembre, hubo 60 incidentes de seguridad, lo que apunta a un agravamiento de la situación. Esto se ha traducido en aterrizajes de emergencia o desvíos a aeropuertos alternativos. Durante septiembre hubo 15 incidentes que subieron a 25 en octubre, bajando a 12 en noviembre para volver a subir en los diez primeros días de este mes.
Los datos de este año, aún sin concluir, apuntan a 180 incidentes, contra apenas 60 en 2022 y 87 en 2018, pese a que entonces la operativa de la aviación rusa era notablemente mayor que ahora (Otra emergencia grave de un Boeing de propiedad rusa).
El 30 por ciento de los incidentes se atribuyen a fallos en los motores y un 25 por ciento a problemas con el tren de aterrizaje.
Sólo en diciembre, hubo cinco incidentes remarcables:
Un 737 de Aeroflot tuvo un aterrizaje de emergencia; un 777 tuvo un incendio a bordo; un 737 de S7 tuvo fallos en los dos motores y aterrizó de emergencia; un A321 de Aeroflot aterrizó de emergencia por fallo de un motor; y un A319 de Rossiya, filial de Aeroflot, tuvo una despresurización de la cabina.
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