El aeropuerto griego de Scíathos, situado en la isla que le da nombre, suele recibir multitud de curiosos para disfrutar a escasos metros de los despegues y aterrizajes de aviones.
Tiene la pista más corta de Europa, con tan solo 1.628 metros de longitud, lo que obliga a las aeronaves a apurar al máximo. Esto, unido a la cercanía de la valla de seguridad, permite ver las maniobras exageradamente cerca.
En este vídeo se puede ver cómo la fuerza de los motores de un A320 de SAS provoca que varios de los curiosos que se encontraban en el lugar salgan literalmente despedidos.
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