No solo Pullmantur ha enviado parte de su flota al desguace de Aliaga, en Turquía (Pullmantur dice adiós a dos de sus tres barcos: llegan a un desguace de Turquía). El astillero, que hasta el estallido de la pandemia solía recibir viejos buques de carga, se ha convertido en un improvisado cementerio de cruceros.
En las imágenes grabadas por un dron, difundidas por Reuters, se puede ver en qué estado se encuentran cinco grandes barcos que en cuestión de pocos meses han pasado de ser el destino de vacaciones de miles de turistas a convertirse en chatarra.
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