Las cuerdas de seguridad en los lugares más turísticos se suelen colocar por alguna razón y en caso de duda habría que preguntarle a la turista que decidió saltársela y recibió un contundente empujón de uno de los guardias reales del castillo de Windsor, lugar de veraneo de la reina Isabel de Inglaterra, que está situado en las afueras de Londres, y que cada año es visitado por miles de turistas.
Los rígidos guardias reales suelen tener claro cuál es su objetivo (caminar de un lado a otro y sin salirse del trayecto) y no quieren que se interpongan en su camino.
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