Dos fallecidos en una semana. Este es el dramático balance que ha provocado la moda de hacerse selfies en espacios turísticos. Y ha sido en el Gran Cañón, en Estados Unidos. Primero un turista tropezó mientras intentaba hacerse una fotografía. Un helicóptero levantó el cuerpo del hombre de Hong Kong desde 1.000 pies (305 metros).
Dos días antes otro turista vivió un episodio similar y su cadáver también fue rescatado al fondo del Gran Cañón, a unos 300 metros del lugar donde se intentó hacerse una foto. Los responsables del Parque Nacional están intentando buscar soluciones para evitar más muertes. Cada año unos 6,4 millones de turistas visitan el Gran Cañón.
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